La debilidad de la carne, la laceración y la mutilación como forma de vida. Solomo ha aceptado con resignación su pertenencia a la carne, su fragilidad. Toda su existencia ha girado alrededor de la pérdida; ha asumido que nada hay más allá, que la permanencia del hueso le resulta ajena, inalcanzable..
Y en un mundo donde la esperanza sólo reside en los hogares de los más poderosos, donde la carne nunca será hueso, el nacimiento de un tumor maligno en las paredes del cuarto de baño puede ser el desencadenante de una tragedia.
«Una distopía magistral, un mundo descarnado e insólito que te removerá las entrañas».
Aranzazu Serrano
«Una obra perturbadora y lúcida que nos sumerge en un universo único, tan alucinante como verosímil. Una novela sorprendente que impacta e invita a pensar».
David Eloy Rodríguez
«Un espectáculo de la desolación que nos obliga a mirar hacia dentro».
Guillem López
«El impacto de la primera página permanece tras la lectura y deja una huella personalísima».
Lorena Codes
«Una obra literaria que se quedará en vuestra mente mucho después. Una novela corta magistral que expone claramente un mensaje de fondo. Seremos testigos de una distopía alucinante donde lo orgánico atraviesa incluso las estructuras y nos habla de la enfermedad como un estado que contamina todo a su alrededor».
Soraya Murillo
«Carne y Hueso nos habla, con el terror de lo abyecto, no solo de enfermedad o de muerte, sino también de clases sociales vinculadas orgánicamente, estratificadas en un díptico malsano. Un goce de obra».
Amparo Montejano
«Original, intensa, dolorosa y visceral. Tan bien estructurada y escrita que me entraron ganas de levantarme y aplaudir al terminarla».
Cristina Bracho Carrillo
«No estamos ante una novela convencional pese a seguir unos cánones clásicos en el desarrollo de la trama. Es la manera de narrar de Santiago Eximeno, y sobre todo el abrumador decorado construido por el autor, lo que hacen de esta obra algo excepcional».
José Luis Pascual
«A través de las páginas, el autor crea una estética muy personal, muy visual. Es un bofetón que nos traslada a un mundo visceral que casi nos impregna con su olor. Incluso crea un propio lenguaje que acrecienta la mirada distópica».
Román Romeral
«Sentimos que la inmensidad del planteamiento hace realmente ardua la labor analítica, en tanto en cuanto despedazante, fragmentadora. Estamos ante un todo grueso y supurante. El sabor es agrio, avinagrado, desde la primera escena, la cual vomita una de las imágenes que, a nuestro juicio, ya es historia de la literatura hispanohablante. La fluidez con la que Eximeno nos habla es embriagadora; su prosa denota lucidez y, creemos, una producción rápida, ágil, sin excesivas pausas ni paradas para aflojar la mano. [..]
Carne y hueso de Santiago Eximeno es peligrosamente ensordecedora».
Altavoz Cultural
«La original puesta en escena no desvía la atención de una historia con una profunda reflexión y crítica social a cómo se mantienen los privilegios de unos pocos a costa de mantener con restos o lo mínimo a otros. Además, me gusta especialmente cómo Eximeno lleva a lo literal algunas expresiones que se utilizan para hablar de desigualda social tales como "quién maneja los hilos"».
Susana Calvo
«[..]es una historia dura, impactante, grotesca y muy difícil de olvidar. Un constructo literario que navega entre la distopía y el horror. Un aullido angustioso y una crítica potente e inmisericorde dirigida contra cualquier sistema que fomente la desigualdad o se base en ella».
El yunque de Hefesto
«Esta es una obra muy especial. Una crítica magníficamente representada, símbolo de las diferencias de clases. Mediante descripciones desagradables logramos palpar la desesperanza de los protagonistas, en un mundo que siente en lo más profundo, que enferma sin posibilidad de mejorar, subyugados por la casta que los oprime, por miedo a perder lo que, en realidad, nunca tuvieron. Una historia espeluznante que es, sin lugar a dudas, una joya de la literatura fantástica».
Belén Conde
«[..]aquí nos regala una de las distopías más particulares, originales, inimitables y aterradoras que he tenido el gusto de encontrarme en toda mi vida de lector. [..] elabora una metáfora gigantesca, extrema e insustituible, de un mundo capitalista agresivo y delirante llena de lecturas hábiles. Es desagradable pero esclarecedor, es un dardo envenenado y es un dechado de imaginación oscura».
José Torres Criado
«Eximeno da un paso más allá de Umbría y crea un mundo ya ajeno al nuestro en el que proyecta una serie de cuestiones (desigualdad, ansiedad, distintos tipos de abusos) que resuenan con violencia en la cámara que ha creado: un escenario y una manera de describirlo vinculados a nuestra anatomía que le dan la vuelta al horror corporal para acrecentar la angustia de la situación por la que atraviesa el narrador. El hecho que su testimonio tenga la forma de un viaje por sus calles dota a la distopía de un aire añejo y una mordiente brutales».
Nacho Illarregui
«Las venas distópicas y sociológicas de Carne y hueso retratan claramente estructuras infranqueables para el ciudadano de a pie (regímenes clasistas, marginaciones socioeconómicas, dispositivos administrativos de segmentación dura), además de la normalización de un gobierno inhospitalario y necropolítico».
Salvador Luis (Raggio Miranda)
«El tono, la voz y el vocabulario al establecer el discurso son tan incisivos como la precisión a la hora de plasmar el argumento. Hay una economía narrativa que acentúa la contundencia del texto. Tal y como ocurría con los relatos recogidos en Umbría, aunque aquí eliminando la transición entre mundos. Una decisión que ahonda la angustia ante la distopía que atenaza al narrador, en una línea en la cual Eximeno lleva 20 años trabajando sin perder capacidad de sorpresa en su diálogo íntimo con su lector».
Ignacio Illarregui